En este primer clinic de Alex Nyman, de una serie que pretendemos celebrar, vislumbramos hasta dónde podemos llegar en la comunicación con el caballo. La finalidad, al fin y al cabo, es disfrutar del caballo desde una equitación ética. Una equitación placentera para ambos miembros del binomio.
Se requiere la sensibilidad, la paciencia, la dedicación y la pasión de una persona como Alex, entregada desde hace más de 10 años en perseguir esa comunicación absoluta con el caballo, un herbívoro gigantesco, poderoso y aún desconocido, sin cuya nobleza y complicidad difícilmente podríamos ni siquiera intentarlo.
Durante la presentación de su programa, Alex nos mostró su camino, un largo y apasionado camino hacia la comunicación, mediante el conocimiento y la creación de un códico de señales, una especia de alfabeto o diccionario equino-humano que permitirá a posteriori “escribir” ese lenguaje. Nyman parte, por supuesto, de los clásicos, desde Jenofonte hasta los que considera que han sido su fuente de inspiración y de búsqueda: los Dorrance, Hunt, Black, Brannagan y otros muchos menos conocidos.
Empezamos la jornada observando la manada en libertad con el telón de fondo de los pirineos en un día azulísimo. La pasión que trasmite Alex, su entusiasmo y su energía positiva crearon momentos mágicos en los que todos – caballos, humanos y naturaleza- parecieron unirse en perfecta armonía.
Trabajamos con potros, en libertad o semilibertad, con caballos de diferentes razas, diferentes disciplinas, de diferentes aptitudes y actitudes.
Fue un fin de semana intenso para aprender, profundizar en los conocimientos y sobretodo comprender el por qué y para qué de lo que llamamos “horsemanship”, sus fundamentos y sus límites.
Nyman se adentra en las claves de la comunicación con el caballo, y partiendo de los maestros elabora su propia teoría , su particular comprensión de la naturaleza del caballo y de cómo llegar hasta él, con una determinación apasionada por entender los porqués.
En este primer clinic, Nyman dejó patente la importancia del lenguaje corporal, que ella puntúa con firmeza, claridad y sutileza. Interesante su “microgestion” del tiempo, del timing. Una disección casi “científica” que parte de la biomecánica del caballo y consigue o al menos intenta, mediante el conocimiento y la unión de las diferentes “microsecciones” despejar algunas de las interrogantes en la comunicación con el caballo.
Menuda y fibrosa, esta sueca afincada en España, con semántica precisa y deje catalán, consigue trasmitir una energía sumamente positiva, contagiando su pasión por ese conocimiento que la lleve a la perseguida comunicación absoluta.
Nadie ha dicho que fuera fácil, pero la profunda satisfacción de lograr ese entendimiento, por poco que aún sea, de conseguir balbucear -por ahora- ese lenguaje que permita pedirle “por favor”, solicitar su disposición sin avasallar su nobleza, compensa con creces las inevitables frustraciones.
Terminamos el finde con la agradable sensación de que, parafraseando la mítica película Casablanca, podría tratarse del principio de una hermosa amistad. Gracias Alex. ¡Regresa pronto!