Cabalgaremos por un excepcional entorno natural coronado por las majestuosas cimas del Pirineo, algunas de ellas superando los 3.000 metros, destacándose sobre un cielo a menudo de un azul intenso.
Atravesaremos pueblos abandonados, triste y silencioso recuerdo de la emigración urbana de la era industrial, con el único sonido de los cascos de nuestros caballos.

En estos espectaculares escenarios nos sorprenderán algunas pequeñas joyas del arte románico que siembran la región, como la hermosa ermita de santa María de iguacel, construida hacia 1040, junto al río ljue y que se nos ofrece, tras un recodo del camino, agazapada al fondo del valle.
En función de la estación y la climatología – Jaca beneficia de un particular microclima que la convierte en la quinta ciudad de España en horas de sol- elegiremos nuestra ruta que nos podrá llevar también desde Villanúa hacia Acumuer, conocido como el Valle Perdido, para disfrutar de los espectaculares paisajes que esta naturaleza salvaje nos ofrece.